En la
carrera hasta acá habían muchas metas volantes, como en el ciclismo. Me detuve
en cada una porque todo el mundo lo hacía y en todas me tomé una foto.
En esas
fotos salía mucha gente con la que accedí a compartir el camino porque creía
que era necesario ser amigo de todos, me lo creí tanto que intenté hacer a
todos amigos unos entre otros.
Cada una de
esas fotos representaba un trofeo, una adquisición, un check, una marca, una
aprobación. Algunas de ellas las anhelaba por mí, la mayoría porque todo el
mundo las anhela y es como se vive la vida, según me dijeron.
Al llegar
acá, otra meta volante, muchos compiten a mi lado, pero yo no quiero competir,
sólo disfrutar el camino con la gente que aprecio.
Pocas cosas
me importan ahora, pero son las más valiosas. Tarde o temprano me di cuenta que
los que no queremos competir vemos el paisaje que los otros se pierden obsesionados
por la meta final, la cual por cierto, nadie sabe exactamente donde está.